martes, 8 de marzo de 2011

La resurreccion (parte I)

En esa misma tarde dieron de alta a Jen, este y Laube salieron del hospital. Jen aun se encontraba adolorido y muy cansado, los dos se encontraban solos, se sentía la ausencia de Sam, era como si alguien les hubiera arrancado ese espacio, los dos se fueron a un hotel, a dejar sus cosas.
En la noche Laube y Jen salieron, ambos se fueron a una plaza que quedaba cerca de hay, se sentaron en las bancas, se sentó Laube y después Jen, acostándose y colocando su cabeza en las piernas de Laube. Ella le paso su mano por el pelo liso de Jen, lo estaba peinando ya que lo tenia muy alborotado.
Te amo, ya te lo había dicho- dijo Jen en un susurro
En algún momento me lo tuviste que haber dicho- dijo Laube con otro susurro, ella se iba acercando poco a poco a la cara de Jen. En la plaza había unos faroles, lo cual la iluminaban, y le daban un toque algo romántico.
¿Te acuerdas el primer dia que me dijiste “te amo”?- le pregunto Laube
Si, si me acuerdo- Dijo Jen con un tono un poco olvidadizo, ambos estaban a solo milímetros uno del otro.
Es mentira, te he dicho que no me mientas- dijo Laube rozando los labios de Jen
Pues bésame para ver si es mentira- Dijo Jen, después que dijo esto los dos labios se unieron, Laube y Jen tenían los ojos cerrados, lo único que escuchaban era el acelerado corazón de los dos. Jen se resbalo y callo al piso, Laube también se callo, pero ella le cayo encima a Jen.
Te encuentras bien- dijo Laube sobre Jen
Creo que si estoy bien- respondió Jen con falta de oxigeno.
Ohh, ya entendí- le respondió Laube levantándose de encima de Jen.
Jajajaja- se echo a reír Jen
¿De que te ríes?- quiso saber Laube
Es que me da risa en la forma que nos caímos- respondió Jen
Ha ya… Jajajaja- Laube también se echo a reír
Jen se levanto del piso, se sacudió el trasero y camino, le agarro la mano a Laube y se fueron por el camino de la plaza. Despues de un rato Jen le suelta la mano a Laube, este se va hacia detrás de Laube y la agarra por la barriga, ella se sonrojo, Jen le empeso a susurrar- lo eres todo para mi, no se que haría si tu no estuvieras a mi lado, nunca soportaría que te pusieras brava conmigo, y dejame decirte que yo soy muy celoso- le susurro Jen en el oído.
¿Con que eres celoso?- Dijo Laube con un tono de misterio.
Si, si soy muy celoso, y odio tener celos, yo mismo me castigo con mis pensamientos- respondió Jen agachando su cabeza.
Ok, a mi me gustas tal y como eres, yo no cambiaria nada de ti- respondió Laube
Jen se sonrojo y le respondió lo mismo. Se hiso muy de noche, y ambos se devolvieron hacia el hotel. Al llegar los dos se bañan, primero Laube y después Jen, se colocan sus pijamas y se van a la habitación a dormir. Jen tiene un sueño, en el sueño el aparecía en el mismo lugar con los cinco espíritus, ellos discutían sobre la resurrección.
Oigan- grito Jen
Dime mi joven enamorado- respondió Nugo
¿De que hablan?- quiso saber Jen
Estamos hablando de la resurrección, y como es posible- respondió Isgo
¿Que?, ósea que se puede traer un cuerpo otra vez a la vida, si, si se puede, pero tienes que sacrificar algo para ello.- respondió Mogo
Esta bien, y donde puedo resucitar un cuerpo.-pregunto Jen
Tienes que recorrer cinco kilómetros hacia el oeste de la ciudad de trueno, eso serian unos trece quilómetros desde la ciudad del fuego- respondió Ango
Esta bien, muchas gracias- Les agradeció Jen moviendo su mano de un lado hacia otro, este se movia hacia atrás y los espiritus se alejaban, esta era la segunda vez que Jen hablaba con ellos y no les veía la cara.
De un salto Jen se despertó, estaba todo sudado, Laube aun seguía dormida,  Jen miro el reloj y eran las cinco y veintisiete de la mañana. Jen se levanto y fue hacia el baño, se cepillo y se coloco su ropa, esta consistía en un jean que le quedaba un poco suelto, una camisa blanca, se vendo la mano derecha, y se coloco las alas para poder ser mas rápido, miro la espada y decidió llevársela. Jen salió de la habitación con mucho cuidado para no despertar a Laube, al salir este desaparece y reaparece en la calle, se dirige a una tienda donde vendan un mapa, sobre las cinco ciudades, al comprarlo lo abre, observa hacia donde tiene que ir.
 Y sale volando a toda velocidad hacia ese lugar. El nombre del lugar hacia donde se dirigía se llamaba la ciudad de Los Tres Grandes, ya que en esa ciudad habitan tres estatuas, conmemoradas a los tres guardianes de la armadura. Eran las nueve y Jen aun seguía volando, iba a trescientos kilómetros por hora. Jen no se transformo, ya que había dominado los espíritus la primera vez que los vio, y ahora puede transformarse a su antojo. A las nueve y cuarenta y siete, llego a la ciudad Los Tres Grandes, visualizo las tres estatuas, estaban formadas en un círculo, señalando hacia el centro de este. Jen llego hasta el centro, leyó una piedra la cual decía “al alzar el preciado tesoro de todo guardián la puertas se te abrirán”, Jen se puso a pensar, vio su espada y le llego una idea a la cabeza, la saco y la alzo en el medio de los tres guardianes.
De repente el ojo de uno de los guardianes se ilumino de un color verde, el dedo de ese guardián lanzo un rayo que iba hasta la espada, ese rayo se desvió dándole en los ojos a otra estatua y así sucesivamente hasta que los tres guardianes brillaban, en ese momento el tiempo se paro, y las tres estatuas se movieron.
¿Quien eres?- pregunto la estatua que parecía mas vieja
Mi nombre es Jen, y soy el elegido- respondió Jen
Y para ¿que viniste hasta acá?- respondió la estatua con forma de mujer
Yo vine, por que un amigo, murió por mi culpa y ahora quiero revivirlo- respondió Jen
Bueno, para eso tendrás que pasar por tres pruebas y después nosotros tomaremos la decisión si eres digno del poder de resurrección-dijo la estatua más anciana- y por sierto mi nombre es coraje, el de ella amor y el de el es valentía, somos los tres guardianes de la espada de la luz.
  

No hay comentarios:

Publicar un comentario