lunes, 7 de marzo de 2011

El despertar

Jen había tomado vuelo con rabia, se dirigía hasta Victor a toda velocidad, estaba llorando, Victor estaba orgulloso por lo que hizo, Jen estaba a solos dos metros de el y desapareció, Victor lo estaba buscando, para matarlo a el también.
De repente este siente una mano en su espalda, se voltea y ve que es Jen, con el rostro lleno de lagrimas, los ojos rojos y una expresión de rabia.
Ahora te toca a ti, conocer el sufrimiento que paso mi amigo- al terminar de decir esto Jen le clavo el sable en la espalda, y le salió por el pecho, Victor voltio su cabeza y miro a Jen a los ojos, este despareció, Jen sin energias no sabe que hacer y se desmaya a cincuenta metros de altura. Este cayo al piso, empeso a combulsionar, había llevado su cuerpo al límite y sus músculos no respondían.
Despertó, en un lugar totalmente blanco, no había sonido alguno, lo único que se podía ver eran cinco figuras, una de un color en especial, tenían una altura indescriptible, las cinco figuras discutían de algo, y mientras lo hacían miraban a Jen. Este sin saber nada, se levanta y mira hacia abajo y ve la “nada”.
¿Qué son ustedes?- pregunto Jen
¿Nosotros?, pues somos lo que llevas puesto ahora, mi joven amigo- respondió la figura de un color amarillo, el al hablar se producía un eco.
No me digas que ustedes son…- dijo Jen con un gesto de asombro.
Si, si somos nosotros, el es Ango: el espíritu del agua, el que controla todos los mares, el origen de la vida, la salud de todos los seres que existen en esta tierra, todo se lo debemos a el; el otro es Gugo: el rey de las tierras, al que le debemos nuestros frutos y donde pararnos; ese es Nugo: el espíritu que lo destruye todo, el espíritu simbolizado como la muerte, pero sin el no fueran lo que son; ese es Mogo: el espíritu del trueno, el destructor, y a la vez el que trae la luz a los lugares mas oscuros. Y yo soy Isgo: el espíritu del viento, yo puedo mover lo que este en mi camino y arrasar con casi todo lo que se cruce en mi paso.
Y ¿yo que hago aquí?- pregunto Jen
Tu eres el niño de la profecía, pero has llegado a un punto que utilizaste demasiado nuestro poder, y te desmayaste, ahora depende de nosotros el que tu vuelvas a la vida o te vengas como nosotros y se cree un nuevo elemento- Dijo Nugo
¿Que?- dijo Jen asustado
Ahora si nos permites, hablaremos asolas- dijo Isgo.
Los cinco espíritus desaparecieron de ese lugar, Jen se sento y luego se acosto, se puso a pensar en Laube, ya que existía la probabilidad de no volverla a ver. Despues de pasar horas acostado, los cinco espíritus llegan.
Hemos tomado una decisión…- dijo Ango con vos calmada
Ahora nuestra decisión es que: nosotros no podemos hacerle el futuro a nadie, ya que los humanos deciden su propio futuro, asi que tu decides volver a la tierra, y esperar tu muerte o volverte uno de nosotros, y vivir el resto de la eternidad.
Jen miro a los cinco espiritus, luego pensó en Laube, se le salieron unas cuantas lagrimas, despues rompió en llanto –yo se que no puedo descartar una oferta como esta, vivir por el resto de mi vida… no suena nada mal, pero no puedo dejar en la tierra a la única persona que he amado de verdad, asi que tengo que rechazar su propuesta- dijo Jen desafiándolo.
El amor joven, los adolescentes de hoy dejan todo por vivir con la persona que aman- dijo Nugo
Eso se llama ser humano- respondió Jen
El joven a tomado su decisión asi que devolvamolos a la tierra, con una armadura, yo creo que ya sabes cual es esa armadura, si te enfocas en lo que mas deseas te sorprenderas con lo que puedes hacer.-dijo Isgo, todos los espiritus recopilaron una esfera de su respectivo elemento, esto lo lanzaron contra Jen generando una esfera aun mas grande alrededor de el. Esta bola exploto y Jen desapareció.
Cuando Jen colcio a abrir los ojos se encontraba cayéndose, iba a mucha velocidad, quiso volar, pero no tenia las alas este se asusto mucho, cerro los ojos y cuando los abrió vio que tenia una armadura, el pecho los brazos, el casco y las alas, pero les faltaban las piernas. Este dedujo que si se ganaba las piernas del trueno la armadura se completaría.
En menos de un abrir y cerrar de ojos Victor se apareció en frente de Jen, este aun seguía cayendo, Victor tomo una gran vocanada de aire y luego lo escupió en forma de una llamarada de fuego, Jen pensó en tener una vida al lado de Laube, cuidarla y proteger de ella. Abrió los ojos ya que lo había cerrado y vio en su brazo izquierdo algo, esto brillaba de un color azul muy claro, y al parecer se estaba formando, cuando termino de formarse noto que era un escudo lo utilizo para protegerse del fuego. Victor sorprendido desaparece, Jen hace lo mismo.
Victor reaparece en lo mas alto del salón, a cien metros de altura, Victor miraba hacia todas partes, ve a Jen delante de el, este alza las manos para lanzarle una bola de fuego, pero Jen vuela contra el.

¡Muere maldito!- dijo Jen con rabia. Despues de eso se escucho el silencio, ambos comenzaron a caer.

Al tocar el suelo espero despertar de esta pesadilla- pensó Jen, mientras veía a Victor caer a su lado.
Ambos tocaron el piso al mismo tiempo, Jen no sintió nada, ya que aun se sentía culpable de la muerte de su amigo, giro la cabeza hacia su lado izquierdo y se desmayo lo ultimo que vio fue a Laube llorando de rodillas sobre Sam.
Tres días después Jen despierta en el hospital. Abre un ojo primero y después el otro, vio a su derecha y hay estaba sentada Laube sosteniéndole la mano. Jen estaba todo vendado, lo único que se veía de su piel era los ojos, la nariz y los labios.
Este se sentó en la cama-¿fue eso un sueño?- se pregunto, vio a su izquierda y estaban todas las piezas, las alas, las manos, el pecho y el casco. Jen volvió a romper en llanto, sus gritos despertaron a Laube. Ella lo abrazo muy fuerte, le dio un beso en el cuello, en signo para que se calmara. Jen la abraza, pero este aun le dolía, que su amigo fuera para ese lugar y lo hallan matado, todo por culpa de el.   
¡Te amo!, y a ti no dejare que nada te pase, asi sea que tenga que arriesgar mi vida para salvar la tuya, no dejare que otra persona muera por mi culpa- le decía Jen en el oído a Laube, este aun seguía llorando.
Yo también te amo, y si tu mueres tratando de protegerme, yo no se que haría, asi que no lo vallas a hacer, por favor- le dijo Laube.
Esta bien- le respondió Jen.

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